¡Qué valor!

Goya realizó este dibujo para posteriormente acometer la ejecución del grabado y en él parece tener bastante claro el resultado final, con respecto al cual introduce muy pocas modificaciones. El cuerpo de la mujer es en el dibujo ligeramente más pequeño en comparación con el cañón, de tal modo que en el grabado Goya mantuvo las dimensiones del cañón y aumentó el tamaño de la figura femenina. En los cadáveres amontonados sobre los que ésta se apoya advertimos una diferencia en el dibujo con respecto a la estampa, puesto que detrás del cadáver que se encuentra en primer término se aprecia la presencia de un cuerpo con las piernas alzadas y abiertas. Es posible que Goya tuviese ya en mente la postura del grabado nº 30, Estragos de la guerra, en el que se puede ver a una mujer con las piernas en alto y abiertas, aunque al final decidió eliminar este detalle.