Carlos III

El retratado aparece en el interior de una estancia cuya pared está forrada con tela. Va vestido con traje de corte de tono verdoso y bordados de oro, camisa blanca, mangas con chorreras, medias blancas y zapatos negros con grandes hebillas. Del pecho le cuelga la Gran Cruz de su Orden y el Toisón de Oro. Lleva tricornio bajo el brazo izquierdo y con la mano derecha sostiene una bengala. La cabeza la cubre con una peluca empolvada y coletilla. En su rostro se advierten las arrugas fruto del paso del tiempo y de las preocupaciones causadas por su reinado y en donde apreciamos una mirada simpática y una expresión dulce y melancólica a la vez.

Según varios autores este lienzo fue realizado por Goya a partir de otros retratos ya que el rey probablemente no posó para él. Se ha descartado también la idea de otros autores como Beruete de que este retrato fuera realizado tras la muerte de Carlos III pues el rostro del soberano es muy similar al del cuadro Carlos III, cazador, en colección privada madrileña y que fue realizado después de éste con rasgos muy similares.

Algunos autores advierten la torpeza en la pose del personaje, como si Goya no estuviera del todo a gusto en este trabajo, dado su carácter protocolario, pues hasta este momento solo había hecho retratos de burgueses o aristócratas, no de un soberano.

Para más biografía del personaje, ver Carlos III cazador.